lunes, 8 de agosto de 2011






 Cuando la puerta se abrió descubrí aquel maravilloso lugar que habías preparado para mí… Un camino de pétalos de rosas nos condujeron hacia una preciosa habitación decorada con mimo, contaba con una amplia cama cubierta por una colcha blanca y unos mullidos almohadones con puntillas,  también había un confortable sofá frente a una chimenea que ya estaba encendida. A la izquierda de la cama unos grandes ventanales mostraban el mar, delante de estos, sobre una pequeña mesita, estaba preparada una botella de champagne y dos copas…
Todo era tan increíble que parecía estar soñándolo. Cuando mis ojos recorrieron cada uno de los detalles de aquel lugar te miré, estabas parado, junto a la puerta observándome, tus labios dibujaban una gran sonrisa y tus ojos expresaban tanto amor…, nunca antes nadie me había mirado de ese modo… ¡No podía ser más feliz…! Tus manos me cogieron por la cintura y me empujaron hacia dentro, me ayudaste a quitarme el abrigo y me invitaste a sentarme en el sofá. Descorchaste la botella de champagne y brindamos…
 Acariciaste mis mejillas, me cogiste en brazos y me llevaste hacia la cama. Yo no pude pronunciar una sola palabra, estaba exhausta, te amaba tanto que me parecía estar en el cielo. Con mucho cuidado, y más amor, comenzaste a amarme apasionadamente y yo me entregué por entero a ti.  Todos los poros de mi piel se impregnaron del aroma de tu cuerpo, ahora eras realmente mío y yo ciertamente tuya...

No hay comentarios:

Publicar un comentario